La Juventud Peruana y el Futuro del Trabajo

¿Cómo se ve el futuro del empleo decente para los jóvenes peruanos?

Febrero 22, 2019.

Por Gustav Brauckmeyer, Asociado de Investigación

"Se requieren cambios en educación, protección social y la política laboral"

En los últimos años, Perú ha vivido una transición demográfica, cada día más personas ingresan al mercado laboral y menor proporción sale del mismo. Esto implica que hay una oportunidad, ya que la fuerza de trabajo activa aumenta y la inactiva disminuye, y un desafío al que enfrentar, ya que necesitamos crear suficientes empleos decentes para satisfacer la demanda (Saad et al., 2012). A esto debemos agregar que la naturaleza de los empleos está cambiando y podría requerir un cambio significativo en las habilidades de los trabajadores en el futuro cercano, especialmente en comparación con las que actualmente se desarrollan en la educación básica. Entonces, si este es el estado actual, ¿cómo se ve el futuro del empleo decente para los jóvenes peruanos?


La mayoría de los peruanos está empleada en términos informales, especialmente los jóvenes sin educación superior. Más del 70% de la población entre 15 y 29 años labora en este sector (INEI, 2018; Mintra, 2017; SENAJU y UNFPA, 2015). Estos jóvenes ya están enfrentando serios desafíos para acceder a oportunidades laborales formales que les puedan otorgar estabilidad, protección social y otros beneficios. Las razones principales por las que enfrentan estos desafíos se basan en una variedad de factores que incluyen habilidades inadecuadas para el trabajo, poca información, apoyo y redes sociales, y la falta de experiencia formal profesional; todos factores relacionados con su estado socioeconómico.



En este sentido, si la naturaleza de los empleos dentro del sector formal comienza a cambiar sin políticas sociales y económicas inclusivas que la acompañen, los desafíos para los jóvenes peruanos solo aumentarán, así como los niveles de desigualdad. Esto significa que se requieren cambios en educación, protección social y la política laboral, entre otros, si no queremos terminar con una carga demográfica en unos pocos años. 


La naturaleza cambiante de los trabajos implica una automatización significativa, el uso de la inteligencia artificial y el desarrollo robótico, son todos conceptos que la mayoría de nosotros no podemos comprender o realmente ni sabemos lo que podrían implicar. A pesar de que es poco probable que la mayoría de los empleos sean reemplazados por completo, una cantidad significativa de ellos cambiará (Manyika, 2017), lo que requiere un conjunto de habilidades muy diferente a las que desarrolla nuestro sistema de educación. Esto se debe a que el sistema actual fue diseñado durante la revolución industrial en Europa y Estados Unidos para capacitar a los futuros trabajadores de fábrica que realizaban tareas repetitivas en entornos estructurados y predecibles, que ahora son los tipos de trabajos más susceptibles al cambio.


El mercado laboral actual y futuro se está desplazando hacia una mayor necesidad de habilidades blandas, técnicas y tecnológicas, que son de las que carece el sistema educativo actual, y principalmente el sistema de educación pública (Manyika, 2017; OCDE, 2016). Este es uno de los principales cambios de política a considerar y donde debe haber mucho debate para minimizar los desafíos actuales y futuros que enfrentan los jóvenes peruanos con la naturaleza cambiante de algunos trabajos. En este sentido, sería interesante observar la política educativa en países como Corea del Sur o Alemania donde se han diseñado diferentes caminos en la educación secundaria para que los jóvenes estén mejor preparados para los desafíos del mercado laboral y según sus intereses y habilidades (OCDE 2010 ; Kis y Park 2012). Otros países como Finlandia están reemplazando el aprendizaje estructurado con el aprendizaje no estructurado, especialmente en educación inicial y primaria, para dar espacio a la creatividad, autodeterminación y pensamiento crítico (Walker, 2014; Moreira, 2017) y otros están integrando la tecnología en múltiples temas y tareas en la educación para estimular las habilidades tecnológicas y el acceso a la información (Grzybowski, 2013). Estos procesos comienzan con un cambio en la mentalidad; debemos dejar de buscar la obediencia y comenzar a buscar la iniciativa.


Fuente: McKinsey Global Institute; Capital Humano

Mientras tanto, y sabiendo que tales cambios y debates toman tiempo, parece que hay una necesidad de desconectar nuestro sistema de protección social del empleo formal (OIT, 2015). Tener un trabajo formal implica un cierto nivel de protección; tal como pensiones, seguros de salud y trabajo, y líneas de crédito, entre otros. Esto parece genial, pero la verdad es que las modalidades informales de empleo han ido en aumento en los últimos 20-30 años y la mayoría de los peruanos, especialmente los jóvenes, no tienen el “lujo” de un trabajo formal y, por lo tanto, no tienen fácil acceso a muchos esquemas de protección social. La fluctuación de los trabajos puede dejar un vacío en la transición hacia el futuro, donde la mayoría de los jóvenes peruanos no podrán acceder a empleos formales y, como resultado, requieren esquemas de protección social independientes de ello.


Sin embargo, no es solo la actualidad del mercado laboral lo que se debe tenerse en cuenta si queremos prepararnos adecuadamente para el futuro del trabajo. Se requieren cambios significativos en la política del mercado laboral pero, lo que es más importante aún, debemos reconsiderar cómo valoramos ciertas tareas y trabajos como sociedad. Hablamos sobre los trabajos y tareas que podrían ser más susceptibles de cambio, o que incluso podrían desaparecer, pero también deberíamos centrarnos en el tipo de trabajos donde la automatización y la robótica todavía no son una opción (aunque la tecnología siempre puede ayudar a mejorar el rendimiento). Estoy hablando, por ejemplo, de maestros, trabajadores sociales, trabajadores de cuidado y demás; que actualmente están muy mal remunerados en el Perú (Ponte en Carrera, 2018). Mientras que algunos de los trabajos más fácilmente automatizados cuentan con un salario decente, aquellos en los que los humanos son irremplazables, no; y esta es una perspectiva muy preocupante que debe conducir a un mayor debate y acciones políticas.


"Mientras que algunos de los trabajos más fácilmente automatizados cuentan con un salario decente, aquellos en los que los humanos son irremplazables, no; y esta es una perspectiva muy preocupante que debe conducir a un mayor debate y acciones políticas."


Una última interrogante que me gustaría plantear es la de quién está creando y adaptando el lugar de trabajo futuro. Esto puede sonar un poco curioso pero cuando piensas en las características de las diferentes generaciones, se vuelve relevante. Si bien muchas personas suponen que los millennials y la Generación “Z” se adaptarían fácilmente a los cambios en el lugar de trabajo en función de su conocimiento y uso de las tecnologías, aún necesitan un entorno que se adapte a sus características. Esto sugiere que si no pensamos en el futuro del trabajo desde la perspectiva de los futuros trabajadores, nuestras economías podrían crecer, pero la frustración y las tensiones sociales que surgirán como resultado obstaculizarán nuestro proceso de desarrollo.


Estas son solo algunas de las preguntas a tener en cuenta al considerar el futuro del trabajo y su impacto en los jóvenes y futuros trabajadores. Si miramos películas futuristas y de ciencia ficción, todo se percibe muy bien, y creemos que tendremos robots trabajando para nosotros y que nuestro trabajo se puede ver como el futuro que siempre quisimos. Pero hay una amplia variedad de implicaciones en la rápidamente cambiante naturaleza de los empleos que requieren que los responsables políticos y la sociedad en su conjunto repensemos algunos de nuestros sistemas y valores más arraigados para aprovechar el futuro y aprovechar nuestro auge demográfico.


En los últimos años, Perú ha vivido una transición demográfica, cada día más personas ingresan al mercado laboral y menor proporción sale del mismo. Esto implica que hay una oportunidad, ya que la fuerza de trabajo activa aumenta y la inactiva disminuye, y un desafío al que enfrentar, ya que necesitamos crear suficientes empleos decentes para satisfacer la demanda (Saad et al., 2012). A esto debemos agregar que la naturaleza de los empleos está cambiando y podría requerir un cambio significativo en las habilidades de los trabajadores en el futuro cercano, especialmente en comparación con las que actualmente se desarrollan en la educación básica. Entonces, si este es el estado actual, ¿cómo se ve el futuro del empleo decente para los jóvenes peruanos?


La mayoría de los peruanos está empleada en términos informales, especialmente los jóvenes sin educación superior. Más del 70% de la población entre 15 y 29 años labora en este sector (INEI, 2018; Mintra, 2017; SENAJU y UNFPA, 2015). Estos jóvenes ya están enfrentando serios desafíos para acceder a oportunidades laborales formales que les puedan otorgar estabilidad, protección social y otros beneficios. Las razones principales por las que enfrentan estos desafíos se basan en una variedad de factores que incluyen habilidades inadecuadas para el trabajo, poca información, apoyo y redes sociales, y la falta de experiencia formal profesional; todos factores relacionados con su estado socioeconómico.



En este sentido, si la naturaleza de los empleos dentro del sector formal comienza a cambiar sin políticas sociales y económicas inclusivas que la acompañen, los desafíos para los jóvenes peruanos solo aumentarán, así como los niveles de desigualdad. Esto significa que se requieren cambios en educación, protección social y la política laboral, entre otros, si no queremos terminar con una carga demográfica en unos pocos años. 


La naturaleza cambiante de los trabajos implica una automatización significativa, el uso de la inteligencia artificial y el desarrollo robótico, son todos conceptos que la mayoría de nosotros no podemos comprender o realmente ni sabemos lo que podrían implicar. A pesar de que es poco probable que la mayoría de los empleos sean reemplazados por completo, una cantidad significativa de ellos cambiará (Manyika, 2017), lo que requiere un conjunto de habilidades muy diferente a las que desarrolla nuestro sistema de educación. Esto se debe a que el sistema actual fue diseñado durante la revolución industrial en Europa y Estados Unidos para capacitar a los futuros trabajadores de fábrica que realizaban tareas repetitivas en entornos estructurados y predecibles, que ahora son los tipos de trabajos más susceptibles al cambio.


El mercado laboral actual y futuro se está desplazando hacia una mayor necesidad de habilidades blandas, técnicas y tecnológicas, que son de las que carece el sistema educativo actual, y principalmente el sistema de educación pública (Manyika, 2017; OCDE, 2016). Este es uno de los principales cambios de política a considerar y donde debe haber mucho debate para minimizar los desafíos actuales y futuros que enfrentan los jóvenes peruanos con la naturaleza cambiante de algunos trabajos. En este sentido, sería interesante observar la política educativa en países como Corea del Sur o Alemania donde se han diseñado diferentes caminos en la educación secundaria para que los jóvenes estén mejor preparados para los desafíos del mercado laboral y según sus intereses y habilidades (OCDE 2010 ; Kis y Park 2012). Otros países como Finlandia están reemplazando el aprendizaje estructurado con el aprendizaje no estructurado, especialmente en educación inicial y primaria, para dar espacio a la creatividad, autodeterminación y pensamiento crítico (Walker, 2014; Moreira, 2017) y otros están integrando la tecnología en múltiples temas y tareas en la educación para estimular las habilidades tecnológicas y el acceso a la información (Grzybowski, 2013). Estos procesos comienzan con un cambio en la mentalidad; debemos dejar de buscar la obediencia y comenzar a buscar la iniciativa.


Fuente: McKinsey Global Institute; Capital Humano

Mientras tanto, y sabiendo que tales cambios y debates toman tiempo, parece que hay una necesidad de desconectar nuestro sistema de protección social del empleo formal (OIT, 2015). Tener un trabajo formal implica un cierto nivel de protección; tal como pensiones, seguros de salud y trabajo, y líneas de crédito, entre otros. Esto parece genial, pero la verdad es que las modalidades informales de empleo han ido en aumento en los últimos 20-30 años y la mayoría de los peruanos, especialmente los jóvenes, no tienen el “lujo” de un trabajo formal y, por lo tanto, no tienen fácil acceso a muchos esquemas de protección social. La fluctuación de los trabajos puede dejar un vacío en la transición hacia el futuro, donde la mayoría de los jóvenes peruanos no podrán acceder a empleos formales y, como resultado, requieren esquemas de protección social independientes de ello.


Sin embargo, no es solo la actualidad del mercado laboral lo que se debe tenerse en cuenta si queremos prepararnos adecuadamente para el futuro del trabajo. Se requieren cambios significativos en la política del mercado laboral pero, lo que es más importante aún, debemos reconsiderar cómo valoramos ciertas tareas y trabajos como sociedad. Hablamos sobre los trabajos y tareas que podrían ser más susceptibles de cambio, o que incluso podrían desaparecer, pero también deberíamos centrarnos en el tipo de trabajos donde la automatización y la robótica todavía no son una opción (aunque la tecnología siempre puede ayudar a mejorar el rendimiento). Estoy hablando, por ejemplo, de maestros, trabajadores sociales, trabajadores de cuidado y demás; que actualmente están muy mal remunerados en el Perú (Ponte en Carrera, 2018). Mientras que algunos de los trabajos más fácilmente automatizados cuentan con un salario decente, aquellos en los que los humanos son irremplazables, no; y esta es una perspectiva muy preocupante que debe conducir a un mayor debate y acciones políticas.


"Mientras que algunos de los trabajos más fácilmente automatizados cuentan con un salario decente, aquellos en los que los humanos son irremplazables, no; y esta es una perspectiva muy preocupante que debe conducir a un mayor debate y acciones políticas."


Una última interrogante que me gustaría plantear es la de quién está creando y adaptando el lugar de trabajo futuro. Esto puede sonar un poco curioso pero cuando piensas en las características de las diferentes generaciones, se vuelve relevante. Si bien muchas personas suponen que los millennials y la Generación “Z” se adaptarían fácilmente a los cambios en el lugar de trabajo en función de su conocimiento y uso de las tecnologías, aún necesitan un entorno que se adapte a sus características. Esto sugiere que si no pensamos en el futuro del trabajo desde la perspectiva de los futuros trabajadores, nuestras economías podrían crecer, pero la frustración y las tensiones sociales que surgirán como resultado obstaculizarán nuestro proceso de desarrollo.


Estas son solo algunas de las preguntas a tener en cuenta al considerar el futuro del trabajo y su impacto en los jóvenes y futuros trabajadores. Si miramos películas futuristas y de ciencia ficción, todo se percibe muy bien, y creemos que tendremos robots trabajando para nosotros y que nuestro trabajo se puede ver como el futuro que siempre quisimos. Pero hay una amplia variedad de implicaciones en la rápidamente cambiante naturaleza de los empleos que requieren que los responsables políticos y la sociedad en su conjunto repensemos algunos de nuestros sistemas y valores más arraigados para aprovechar el futuro y aprovechar nuestro auge demográfico.


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