ICT4D: El uso de las tecnologías digitales para la promoción del desarrollo social

Mayo 8, 2019.

Por Carolina de Miranda, Asociada de Investigación

Uno de los principales retos enfrentados por las iniciativas de desarrollo social y combate a la pobreza en todo el mundo es el de llegar a las personas más vulnerables y marginalizadas. En general poseen bajos niveles educativos y enfrentan barreras tanto geográficas como financieras para acceder a programas sociales y servicios públicos. Piense, por ejemplo, en las mujeres que viven en zonas rurales y que no tienen con quien dejar sus hijos para participar de una capacitación que les permitiría impulsar su pequeño negocio o en los adultos mayores que viven lejos de hospitales y dependen del trabajo de agentes de salud comunitarios.


Son justamente las personas más vulnerables y marginalizadas que, por diferentes razones estructurales inherentes a su condición de vida, acaban siendo excluidas de las políticas y programas sociales con el potencial de mejorar sus vidas. Por otro lado, los costos y dificultades operativas muchas veces impiden que organizaciones tanto públicas como privadas superen la “última milla” para llegar a este usuario final. Esta coyuntura es clave para la perpetuación de la pobreza intergeneracional, o sea, que hijos de padres pobres sigan siendo pobres.


"Son justamente las personas más vulnerables y marginalizadas que, por diferentes razones estructurales inherentes a su condición de vida, acaban siendo excluidas de las políticas y programas sociales con el potencial de mejorar sus vidas."


El contexto es desafiador pero también tiene un lado bueno, pues induce a la innovación. Un número creciente de iniciativas en todo el mundo está demostrando como tecnologías digitales usadas de manera responsable y adaptadas a las necesidades de estas poblaciones pueden ser un instrumento poderoso para promover la ciudadanía. Estas iniciativas se encuadran dentro del concepto de Tecnologías de la Información y Comunicación para el Desarrollo (ICT4D, por sus siglas en inglés). El concepto se refiere básicamente a la aplicación de tecnologías digitales para promover el desarrollo económico, social y político con un enfoque especial en personas y comunidades vulnerables y marginalizadas (Unwin, 2009).


Las tecnologías digitales permiten, por ejemplo, llevar una capacitación directamente a la casa de los participantes a través de una aplicación para tablets o smartphones que rota de familia en familia, asistido por un líder comunitario. Superando, de esta manera, la dificultad de los participantes de desplazarse hacia un local para recibir capacitaciones presenciales. El uso de tecnologías digitales también puede ayudar a superar barreras educativas al usar elementos audiovisuales, como animaciones, videos y juegos en el lugar de textos que tienen baja efectividad en poblaciones con altos niveles de analfabetismo. Un ejemplo práctico es Fundación Capital que ha logrado llevar educación financiera a cientos de miles de familias rurales en América Latina y África a través de su iniciativa digital LISTA.


"Las tecnologías digitales permiten, por ejemplo, llevar una capacitación directamente a la casa de los participantes a través de una aplicación para tablets o smartphones que rota de familia en familia, asistido por un líder comunitario."


Fuente: Technology Exchange Lab 


"Este proceso de digitalización tiene el potencial de beneficiar especialmente a las personas más vulnerables, que siempre estuvieron alejadas de los servicios públicos básicos y que poseen los mayores costos de oportunidad para accederlos".


A su vez, una simple estrategia de mensajes de texto, como la desarrollada por Extensio en México, puede representar una grande diferencia para pequeños productores rurales que pasan a recibir en sus celulares mensajes con información a tiempo real sobre precios de mercado, condiciones climáticas y plagas en su región, lo que les permite tomar decisiones más acertadas sobre sus cultivos y potencializar sus ingresos.


Asimismo, soluciones digitales como IeDA, implementada en Burkina Faso, pueden mejorar la calidad del atendimiento prestado por agentes de salud comunitarios, que pueden enviar fotos y registros de los pacientes directamente a especialistas que están en la ciudad y consultar protocolos médicos actualizados. Esto evita que pacientes tengan que desplazarse largas distancias para recibir atención adecuada y reduce los costos de enviar equipos médicos a localidades remotas sin antes tener un diagnóstico preciso. De la misma manera, la promoción de medios de pagos digitales, como las billeteras móviles, evita que personas tengan que efectuar transacciones inseguras usando efectivo o desplazarse hacia agencias bancarias. Muchas de estas soluciones funcionan de manera offline, o con baja necesidad de conexión, o aún través de tecnologías simples y con alta cobertura, como mensajes de texto, superando de esta manera problemas de conectividad.


Fuente: TDH 


Claro que la tecnología debe ser un medio para mejorar la vida de las personas y no un fin en si mismo. Soluciones digitales tampoco reemplazarán el contacto humano, de hecho, las mejores iniciativas que hacen uso de la tecnología para promover el desarrollo humano son “high tech y high touch”, o sea, aplican la tecnología con un fuerte componente humano en su diseño.


Además, el uso de tecnologías digitales en este contexto debe, siempre sea posible, generar como una externalidad positiva la mayor inclusión digital tanto de los profesionales que están en la línea de frente de las intervenciones como de las poblaciones directamente atendidas. Al empoderar las personas más vulnerables en el uso de tecnologías digitales, se abre una puerta para que estas puedan acceder de manera autónoma a nuevas oportunidades en diferentes ámbitos. Muchos gobiernos, por ejemplo, ya están digitalizando servicios públicos, desde la expedición de documentos de identificación y registro de bienes, hasta el pago digital de beneficios sociales, pasando por la programación electrónica de citas médicas. Este proceso de digitalización tiene el potencial de beneficiar especialmente a las personas más vulnerables, que siempre estuvieron alejadas de los servicios públicos básicos y que poseen los mayores costos de oportunidad para accederlos. Ellas, por primera vez, pueden tener en sus manos, a través de un celular, un canal directo con el Estado y con otras iniciativas con el potencial de mejorar sus vidas.

Imagen Freepik: Designed by Macrovector_Official / Freepik

Uno de los principales retos enfrentados por las iniciativas de desarrollo social y combate a la pobreza en todo el mundo es el de llegar a las personas más vulnerables y marginalizadas. En general poseen bajos niveles educativos y enfrentan barreras tanto geográficas como financieras para acceder a programas sociales y servicios públicos. Piense, por ejemplo, en las mujeres que viven en zonas rurales y que no tienen con quien dejar sus hijos para participar de una capacitación que les permitiría impulsar su pequeño negocio o en los adultos mayores que viven lejos de hospitales y dependen del trabajo de agentes de salud comunitarios.


Son justamente las personas más vulnerables y marginalizadas que, por diferentes razones estructurales inherentes a su condición de vida, acaban siendo excluidas de las políticas y programas sociales con el potencial de mejorar sus vidas. Por otro lado, los costos y dificultades operativas muchas veces impiden que organizaciones tanto públicas como privadas superen la “última milla” para llegar a este usuario final. Esta coyuntura es clave para la perpetuación de la pobreza intergeneracional, o sea, que hijos de padres pobres sigan siendo pobres.


"Son justamente las personas más vulnerables y marginalizadas que, por diferentes razones estructurales inherentes a su condición de vida, acaban siendo excluidas de las políticas y programas sociales con el potencial de mejorar sus vidas."


El contexto es desafiador pero también tiene un lado bueno, pues induce a la innovación. Un número creciente de iniciativas en todo el mundo está demostrando como tecnologías digitales usadas de manera responsable y adaptadas a las necesidades de estas poblaciones pueden ser un instrumento poderoso para promover la ciudadanía. Estas iniciativas se encuadran dentro del concepto de Tecnologías de la Información y Comunicación para el Desarrollo (ICT4D, por sus siglas en inglés). El concepto se refiere básicamente a la aplicación de tecnologías digitales para promover el desarrollo económico, social y político con un enfoque especial en personas y comunidades vulnerables y marginalizadas (Unwin, 2009).


Las tecnologías digitales permiten, por ejemplo, llevar una capacitación directamente a la casa de los participantes a través de una aplicación para tablets o smartphones que rota de familia en familia, asistido por un líder comunitario. Superando, de esta manera, la dificultad de los participantes de desplazarse hacia un local para recibir capacitaciones presenciales. El uso de tecnologías digitales también puede ayudar a superar barreras educativas al usar elementos audiovisuales, como animaciones, videos y juegos en el lugar de textos que tienen baja efectividad en poblaciones con altos niveles de analfabetismo. Un ejemplo práctico es Fundación Capital que ha logrado llevar educación financiera a cientos de miles de familias rurales en América Latina y África a través de su iniciativa digital LISTA.


"Las tecnologías digitales permiten, por ejemplo, llevar una capacitación directamente a la casa de los participantes a través de una aplicación para tablets o smartphones que rota de familia en familia, asistido por un líder comunitario."


Fuente: Technology Exchange Lab 


"Este proceso de digitalización tiene el potencial de beneficiar especialmente a las personas más vulnerables, que siempre estuvieron alejadas de los servicios públicos básicos y que poseen los mayores costos de oportunidad para accederlos".


A su vez, una simple estrategia de mensajes de texto, como la desarrollada por Extensio en México, puede representar una grande diferencia para pequeños productores rurales que pasan a recibir en sus celulares mensajes con información a tiempo real sobre precios de mercado, condiciones climáticas y plagas en su región, lo que les permite tomar decisiones más acertadas sobre sus cultivos y potencializar sus ingresos.


Asimismo, soluciones digitales como IeDA, implementada en Burkina Faso, pueden mejorar la calidad del atendimiento prestado por agentes de salud comunitarios, que pueden enviar fotos y registros de los pacientes directamente a especialistas que están en la ciudad y consultar protocolos médicos actualizados. Esto evita que pacientes tengan que desplazarse largas distancias para recibir atención adecuada y reduce los costos de enviar equipos médicos a localidades remotas sin antes tener un diagnóstico preciso. De la misma manera, la promoción de medios de pagos digitales, como las billeteras móviles, evita que personas tengan que efectuar transacciones inseguras usando efectivo o desplazarse hacia agencias bancarias. Muchas de estas soluciones funcionan de manera offline, o con baja necesidad de conexión, o aún través de tecnologías simples y con alta cobertura, como mensajes de texto, superando de esta manera problemas de conectividad.


Fuente: TDH 


Claro que la tecnología debe ser un medio para mejorar la vida de las personas y no un fin en si mismo. Soluciones digitales tampoco reemplazarán el contacto humano, de hecho, las mejores iniciativas que hacen uso de la tecnología para promover el desarrollo humano son “high tech y high touch”, o sea, aplican la tecnología con un fuerte componente humano en su diseño.


Además, el uso de tecnologías digitales en este contexto debe, siempre sea posible, generar como una externalidad positiva la mayor inclusión digital tanto de los profesionales que están en la línea de frente de las intervenciones como de las poblaciones directamente atendidas. Al empoderar las personas más vulnerables en el uso de tecnologías digitales, se abre una puerta para que estas puedan acceder de manera autónoma a nuevas oportunidades en diferentes ámbitos. Muchos gobiernos, por ejemplo, ya están digitalizando servicios públicos, desde la expedición de documentos de identificación y registro de bienes, hasta el pago digital de beneficios sociales, pasando por la programación electrónica de citas médicas. Este proceso de digitalización tiene el potencial de beneficiar especialmente a las personas más vulnerables, que siempre estuvieron alejadas de los servicios públicos básicos y que poseen los mayores costos de oportunidad para accederlos. Ellas, por primera vez, pueden tener en sus manos, a través de un celular, un canal directo con el Estado y con otras iniciativas con el potencial de mejorar sus vidas.

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